"Techarí" es la palabra que en lengua gitana (caló) significa Libre. Y se sabe que si algo fluye en Barcelona, eso es la libertad de crear y fusionar ritmos, a la par de una ciudad que se ha transformado en el faro creativo por excelencia de Iberoamérica. De allí son los Ojos de Brujo, una banda increíble por donde se la mire, con una raíz bien marcada en el flamenco, pero con la mirada siempre atenta a toda la música que les pasa cerca.
Y "Techarí" también, es el nombre del último disco de OdB, aparecido en febrero de 2006. Con importantes colaboraciones (como por ejemplo la de Asian Dub Foundation), este trabajo mantiene una línea con los anteriores dos ("Vengue" de 2001 y "Bari" de 2002), aunque se nota una purificación de su sonido, ya de por sí excelente en ellos.
¿Es posible fusionar elegantemente ritmos tan distintos como el flamenco y el hip-hop? Para ellos no es problema, ya que no solo los tocan, sino que los viven desde lo más profundo...su mundo no solo son los tablaos, sino las calles, las manifestaciones, los centros sociales, las ferias y las radios abiertas. "Por la carretera" son todos amigos, compañeros de lucha y compadres musicales. El crisol de razas y ritmos que es la capital de Cataluña alumbra esta clase de milagros y fomenta la imitación en cada rincón del mundo libre.
El huracán acústico de las guitarras se funde con la apasionada voz femenina de la cantaora oficial de la banda (Marina), a la que se une algún ragga furioso que dispara líricas asombrosamente elaboradas, a medio camino entre la declamación y la poesía. Percusiones, samples, palmas gitanas y taconeos, todo junto gritándole en la cara a este mundo que con este sistema no se puede seguir.
¿Se puede pedir más? Creo que hoy, los OdB constituyen un ejemplo ineludible al hablar de música de fusión. Como buenos pichones gitanos, la sangre en ellos corre fuertemente por las venas, lugar del que no debe salir en vano. Así lo quieren ellos y también nosotros...
1 comentario:
Son piolas estos vagos. El único problema que tengo es que el flamenco (como me pasa con géneros muy puros,como el blues)me resulta cansador y algo repetitivo.
Son mambos personales...Quévachaché.
Igual, banco.
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