La Secta del Cordero N°38
Viernes 21 de diciembre de 2007 - 21 horas - Radio Estación Sur
Y en... www.radioestacionsur.com.ar¿Cómo se mide el éxito de un programa? ¿Con las encuestas? ¿Con los muestreos de opinión? ¿Contando los llamados telefónicos? ¿Son acaso las visitas a la página de internet?...
El viernes 21 de diciembre, en el Centro de Cultura y Comunicación de La Plata, donde se encuentra Radio Estación Sur, se probó una nueva y novedosa manera de medir "lo exitoso" de un producto comunicacional, en este caso, un programa de radio de música.
Y no fue que vinieron muchos, quizás no hayan sido más de 40 o 50 los presentes. No es que la transmisión fue masiva, ya que la antena no es muy potente y estamos con otros "amigos" ocupando nuestro ancho de banda... Y, finalmente, no tuvimos números impresionantes ni regalabamos nada especial. ¿Que fue entonces lo distinto, lo destacable o particular en todo esto.
No fuimos bautizados ni sabemos nada de todo eso; somos "salvajes" para los católicos. Pero de algo estamos seguros: lo que se vivió ese dia en "La Secta del Cordero" (asi se llama esa locura radial que hicimos todo el año, cada viernes), fue una auténtica COMUNIÓN.
Mezcla de ritual con un espontaneísmo militante, lo que fue sucediendo en el correr de esas casi tres horas de radio sólo será patrimonio audiovisual de unos pocos; suficientes como para que este hecho no quedara perdido detrás de los ojos de estos cuatro personajes delirantes que servimos la mesa para que los amigos acerquen su silla y se piquen algo, mientras afinan el instrumento catalizador de la alegría colectiva, la que hace que cada día nos levantemos con ganas de empezar algo nuevo, o de seguir con eso que hacemos tan bien o simplemente nos reconforta.
Así se fue sumando Pablo con su bronce santo y una simpatía contagiosa que fue a comprar la cinta al kiosco y se quedó hablando con medio mundo. El Tano, metiendo loops con su pedal y prestándose la viola con un Chivas inspiradísimo, mientras Legui afinaba su voz de niño cantor de loteria. Junto a ellos un Juampa imparable en una noche de rugidos africanos. Y atrás, bien alto y estudiando la situación, el Mato, que no le hizo asco a nada y se improvisó lo que le tiraban.
Todos juntos, más todos nuestros amigos y nosotros, terminamos a los gritos, pegándole a lo que venía para hacer un poco de ruido en el silencio de la noche platense. Gritando a los cuatro vientos que se pueden hacer mil cosas sin presupuesto, que se puede crear sin impuestos de ninguna clase, que estos tipos están ahí para que los inviten porque se cagan de risa y son como vos y como nosotros.
¿Que otra cosa es la música acaso? Amigos, vino, asado, anécdotas, risas, discusiones, amores, desencantos... ¿Qué es la vida? Poesía, lírica, versos, ritmos, zapadas... ¿Qué es la radio? Magia, compañía, humor, poesía y amigos. Vida y música.
¡Salud Sectarios! Hasta el próximo asado.
Y no fue que vinieron muchos, quizás no hayan sido más de 40 o 50 los presentes. No es que la transmisión fue masiva, ya que la antena no es muy potente y estamos con otros "amigos" ocupando nuestro ancho de banda... Y, finalmente, no tuvimos números impresionantes ni regalabamos nada especial. ¿Que fue entonces lo distinto, lo destacable o particular en todo esto.
No fuimos bautizados ni sabemos nada de todo eso; somos "salvajes" para los católicos. Pero de algo estamos seguros: lo que se vivió ese dia en "La Secta del Cordero" (asi se llama esa locura radial que hicimos todo el año, cada viernes), fue una auténtica COMUNIÓN.
Mezcla de ritual con un espontaneísmo militante, lo que fue sucediendo en el correr de esas casi tres horas de radio sólo será patrimonio audiovisual de unos pocos; suficientes como para que este hecho no quedara perdido detrás de los ojos de estos cuatro personajes delirantes que servimos la mesa para que los amigos acerquen su silla y se piquen algo, mientras afinan el instrumento catalizador de la alegría colectiva, la que hace que cada día nos levantemos con ganas de empezar algo nuevo, o de seguir con eso que hacemos tan bien o simplemente nos reconforta.
Así se fue sumando Pablo con su bronce santo y una simpatía contagiosa que fue a comprar la cinta al kiosco y se quedó hablando con medio mundo. El Tano, metiendo loops con su pedal y prestándose la viola con un Chivas inspiradísimo, mientras Legui afinaba su voz de niño cantor de loteria. Junto a ellos un Juampa imparable en una noche de rugidos africanos. Y atrás, bien alto y estudiando la situación, el Mato, que no le hizo asco a nada y se improvisó lo que le tiraban.
Todos juntos, más todos nuestros amigos y nosotros, terminamos a los gritos, pegándole a lo que venía para hacer un poco de ruido en el silencio de la noche platense. Gritando a los cuatro vientos que se pueden hacer mil cosas sin presupuesto, que se puede crear sin impuestos de ninguna clase, que estos tipos están ahí para que los inviten porque se cagan de risa y son como vos y como nosotros.
¿Que otra cosa es la música acaso? Amigos, vino, asado, anécdotas, risas, discusiones, amores, desencantos... ¿Qué es la vida? Poesía, lírica, versos, ritmos, zapadas... ¿Qué es la radio? Magia, compañía, humor, poesía y amigos. Vida y música.
¡Salud Sectarios! Hasta el próximo asado.
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